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Primero
tendremos que aclarar y definir qué son los derechos humanos.
“Los derechos humanos
son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de
nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color,
religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos
humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados,
interdependientes e indivisibles.
Los derechos humanos
universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a
través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los
principios generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho
internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los
gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de
actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.”
Después
de la Segunda Guerra Mundial, los líderes mundiales decidieron hacer un pacto
para que este tipo de sucesos militares jamás volvieran a suceder. Se firmó la
“Declaración Universal de los Derechos Humanos” (DUDDHH) donde participaron 50 países.
Dando paso a la creación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
En
este documento, los países adscritos consideran esencial que los derechos
humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se
vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Un
ejemplo de algunos artículos que conforman esta declaración dictan lo
siguiente:
- El
primer artículo: “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros.”
-
O el artículo 5: “Nadie será sometido a torturas ni a
penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.”
La
ONU se crea con el objetivo de defender los derechos humanos de cada individuo
y asegurarse de que aquellos derechos se respeten y que los países adscritos a
la organización, se comprometan a cumplir con lo mencionado anteriormente.
Ahora,
si los derechos humanos fueron creados por el hombre, tienen algunas fallas.
Hoy
en día, podemos encontrar varias contradicciones con respecto a los derechos
humanos. ¿Y a qué se refiere con contradicciones? El hecho de poner un derecho
contra el otro haciendo que choquen y haya polémica.
Para
dar una mejor idea, el libro escrito por Adolf Hitler “Mein Kampf” (Mi Lucha),
ha tenido una considerable alza en ventas. Pero existen países, por ejemplo la
misma Alemania, donde se prohíbe la publicación de este tipo de literatura, ya
que es un recuerdo que todo alemán quiere reprimir. Sin embargo, es algo
necesario conocer el contexto histórico del porqué del holocausto y las ideas
hitlerianas para así, tener una base más sólida para que un genocidio de aquellas
magnitudes, no se vuelva a repetir.
Y
esto anterior estaría violando un artículo de la declaración universal de los
derechos humanos. El Artículo 9 estipula lo siguiente: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho
incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de
fronteras, por cualquier medio de expresión.”[3]
Esto
sólo para poner un ejemplo y explicar mejor el punto clave de este escrito.
Por
supuesto que existen más casos en los cuales existe una contradicción absoluta
de derechos humanos. Pero, ¿hasta dónde pueden llegar estas contradicciones?
¿Qué tanto se puede tolerar la libertad de expresión? ¿Qué conflictos hay con
que un musulmán lleve puesto su turbante haciendo servicio policiaco? Esto último tiene varios puntos a discutir.
Por una parte, en Inglaterra, se les está permitido a aquellas personas cuyas
creencias sean SIKH (rama del hinduismo), llevar puesto su turbante durante sus
horas de servicio. Esto a fin de cuentas para no discriminar las diferentes
creencias y costumbres de los inmigrantes.
Pero
también se puede poner un punto en contra. Un policía siempre está al pendiente
de la ciudadanía. Y por lo tanto, hay personas que no soportan a los policías.
Y ahora, lamentablemente, existen personas que no soportan y no toleran las
creencias y costumbres de los demás. Por ejemplo, el llevar un turbante. Y eso,
combinado con el oficio policiaco, es una mezcla fatal que puede llegar a la
agresión y hasta asesinato de algún policía SIKH. Por eso es que en algunos
países, donde también hay una gran demanda de inmigrantes, se les instruye que
oculten sus costumbres por cuestiones de seguridad propia. Pero esto estaría
violando el artículo 18 de la DUDDHH: “Toda
persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de
creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.”
Entonces,
¿qué falla existe? Esta declaración, en lo que a mí concierne, fue hecha por el
mismo hombre y, por ende, tiene defectos; como las anteriores contradicciones.
Pero
hay un caso en específico que es algo curioso e interesante de analizar.
Hace
un año aproximadamente, se suscitó el caso donde unos ancianos indígenas de la
región de Chiapas, México, fueron arrestados por torturar a un hombre.
El
hecho es que en Chiapas, se respetan las costumbres y tradiciones de los
indígenas de la región. Y un día, un joven maltrató y se dice que hasta abusó
de una joven de quince años. Atraparon a este muchacho y el castigo fue
encarcelarlo por tres semanas y azotarlo cada día por tres horas.
Y
dado que en Chiapas la tortura está prohibida, los ancianos fueron castigados
por el estado. Pero estas personas protestaron que estaban violando su derecho
a libre pensamiento ya que en su pueblo es bastante normal el castigar a los
delincuentes de esa manera. Es una forma de purificación.
Pero por otro lado estaban violando los derechos humanos del joven azotado.
Claro
ejemplo de contradicción en los derechos humanos. Se contrapone el artículo 18
con el artículo 5 y las leyes del Estado.
Entonces,
¿quién tiene la razón?
Es
un dilema bastante confuso y polémico.
En
mi opinión, en este caso el Estado no debió de haber intervenido. Ellos saben
perfectamente cuáles son sus costumbres y tradiciones al momento de castigar.
Además están en su derecho. Pero desafortunadamente para los pobladores de
aquella región, las leyes y los derechos las hacen las mayorías y las minorías
se deben de adaptar a estas decisiones. Deben acatar lo que la población
dominante predetermina. Los valores dominantes son los que cuentan en un país o
Estado, y por lo tanto, el azotar a un joven está estrictamente prohibido. Sus
derechos humanos están siendo claramente violados.
Aquellas
poblaciones con minorías, como los indígenas o judíos, son forzados,
indirectamente, a vivir como la población mayoritaria. Por ejemplo con algo tan
sencillo como el año en el que vivimos. Los judíos tienen su calendario y el
pasado 16 de septiembre celebraron el año 5773 desde la creación del mundo.
Pero al momento de escribir algún cheque, deben de poner el año en el que la
mayoría vive. 2013. Las mayorías se imponen sobre las minorías. Es un burdo
ejemplo, pero da una idea del punto que quiero exponer.
En
conclusión, los derechos humanos tienen defectos. Así como la ONU que sólo
sirve para ser una institución de adorno para “evitar conflictos” y hacer que
los derechos humanos individuales alrededor del mundo se respeten. Pero escribo
adorno porque no tiene poder sobre las potencias. Otra vez, las mayorías se
imponen a las minorías. La ONU no tiene el poder suficiente para confrontar a
los países líderes en el mundo, como Estados Unidos, China o Corea del Norte.
¿Cómo
hará la ONU para detener las constantes amenazas de Corea del Norte de realizar
un ataque nuclear a Estados Unidos? Simplemente no puede.
Los
derechos humanos tienen defectos, contradicciones. Fueron escritos por hombres
y hay que aceptar tales contradicciones aunque a veces nos parezca algo
indebido aceptarlas.